Y si no es porque yo me equivoco, o que justo se te ocurre espiarme, es el azar que me pide que te mande un saludo. Pero por más que aparezcamos en nuestras mentes o nos cruce la casualidad, nunca nos volvimos a cruzar en el camino. Yo no sé quien corta todas las rutas que llegan acá.
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En tu cajón de papeles garabateados no queda ya lugar para esconder otro río de tinta, aprendé de una vez a no llorar palabras, calmate y que te salgan de una vez esas historias que te vuelven loca, te vieron hablando sola en un colectivo y riendote por Rivadavia, como es que pensas todo el tiempo en historias que no existen y después hablás de vos? Esta gente que hace las cosas al revés. Hasta asustaste a más de uno.
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