Tengo que hacer un relato, es mi tarea, no puedo quejarme, no es estudiar un libro de cuatromil páginas ni resolver trescientas ecuaciones matemáticas, un relato de viaje y listo, crónica si quería que a lo mejor era más fácil, lo descarté porque la crónica es de un lugar real y me llevo mal con la realidad. Dos meses tuve para hacerlo, ahora tengo dos días y 5 páginas escritas muy feas y muy sin sentido, cuando tenía dos meses para hacerlo, y 4 parciales que eran esa semana, pensaba ideas para el relato y hacía borradores en vez de ponerme a estudiar. Y después lo abandoné, en vacaciones siempre abandono todo, me pegan muy mal, nunca soporté estar de vacaciones. Pero ahora empecé de nuevo y quiero más vacaciones. Y ahora en vez de tratar de terminar el relato escribo el blog, que también lo tenía abandonado hace unos días. Lo poco que escribí del trabajo es sobre un camino imaginario, un lugar que no existe, un personaje que o tiene ni nombre, nada real, nada concreto. Así es mi vida, ¿No? todo en mi mente, nada de verdad. No lo soporto, no me soporto, y encima lo escribo como para que si alguien lo lee tampoco me quiera soportar. Estaba escribiendo de una chica que se volvía loca, y al final me estoy volviendo loca. Igual, siempre me estoy volviendo loca, todo el tiempo. Pero no, nunca me vuelvo loca del todo, creo que por el momento no va a pasar. Solo me quejo. Y odio quejarme, y no paro de quejarme, me quiero callar, chau.
Bueno, a ver si bajo los humos quejándome un poco, y me sale algo.
Ah, hasta pinté la idea en el tiempo en que no la escribí...
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