Tarde de sábado, subte línea B, el que va al centro de la tierra. Se sube una chica, se sienta frente a él, que mirará su extraño proceder intentando decidir si esta haciendo algo muy tonto o algo muy importante. La chica abre su mochilita de colores, casi infantil. Está vestida de jeans y rna remera que no dice nada. Saca un par de zapatos altos, se quita las ojotas y se los pone. Guarda las ojotas, se pone aritos, collar con piedritas, pulserita plateada y un cinturón. Saca una cajita negra con un espejo y se empieza a pintar. Se maquilla en los ojos seriedad gris perlada. Se pinta labios rosas de persona ocupada. Remarca y remarca los ojos de negro, crece las pestañas, como si esa mirada hubiera visto el mundo. Rubor opaco, para taparse los cachetes rojos . Se ata el pelo, como para que no se le escape. Perfume de flores de muestra gratis. Un saquito negro de encaje.Tiene una cartera negra enrrollada adentro de la mochilita. La estira, pasa todas las cosas, y guarda, abollada, la mochila. Se baja en Florida, más alta, más vieja, disfrazada de mujer.
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