Se arrancó de las manos todos los anillos que la ataban (aunque ninguno, menos mal, era de compromiso): Un recuerdo, un recordatorio, uno por las dudas, uno que no combinaba. Se dejó solamente el más nuevo, porque lo había elegido y porque era distinto, y por supuesto que el mágico, porque siempre que se perdía volvía a ella, aunque tuviera que recorrer 1000 kilometros (Sí, la de ese anillo es una historia real.). Y salió al ruedo.
No, la historia entera no es real.
Viste nuestra charla del miedo? bueno, no voy a conseguir un novio, pero quizá un trabajo. Ya te contaré.
No, la historia entera no es tan sencilla. (Ley de vida)
No hay comentarios:
Publicar un comentario