12.3.14

Vueltellano

Es que salimos de una tierra en la que todo lo que se dice es relativo y por eso no se nos caen los Platones. Pero mis casos fueron los peores, porque a todo le puse nombre por autonomasia y lo que es único es irreversible, porque nadie puede convencerte de que no cumple lo que promete. Hasta que las promesas autonomásicas se volvieron una categoría en sí.
En castellano le dicen vergüenza ajena.

—No quería ser tan cruda
—Pero casi que lo terminás equiparando a Geonocidio.

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