Te dijeron que tenías que elegir entre la angustia y el placer, y no entendían nada. Decidir era elegir entre quedarse con los dos o no quedarse con ninguno. Supo ser mejor compañía un nudo en la garganta que este aire frío y la amargura del mate. Me dijeron también que tenían más sentido mis palabras cuando brotaban inconscientes de una angustia que ahora, que caminan en un bosquejo planificado y son veladas por un manto violeta de intelectualismo y lucidez.
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