Salir a correr es como dejar la lamparita prendida cuando no estás en la habitación. Y amar también.
Y también preparar la ensalada en vez de comer por separado las verduras. Y sólo la de la lámpara es energía tan visiblemente malgastada como para que a veces nos quejemos. Y ni siquiera ella es tan radiante y evidente como para que no nos olvidemos de apagarla.
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