Las luces de esta ciudad no dejan a la noche tranquila, no te sé decir de que color está el cielo, un gris oscuro que de alguna forma parece rosa, y resplandece también. Y este silencio es tan falso, ruido blanco, y qué desesperación tan grande, saber que encontrar silencio es imposible, y encontrar oscuridad solo es posible encerrándose. A veces me acostumbro al ruido y no puedo estar sin voces de fondo, son épocas. Pero no es que le tenga miedo al silencio, justamente, me aterra escuchar y darme cuenta que no existe.
Desde mi techo se ve un laberinto de cemento, metal, y manchas descontroladas de humedad, que se las arreglan para vivir en donde a nadie le importa. Y soy un punto chiquitito a rayas de colores ahí en mi techo, aunque nadie esté viendo.
Pero no soy solamente esta depresión monocromática. Ayer bailé y me reí, y que lindo. Vamos a tener música, si no podemos tener silencio. Y casi que va a ser mejor.
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