27.9.13

Posibles

Malicia, impulso-capricho, negación, utopismo, y a ver con cuál te vas a quedar. No va a ser tu decisión. Será malicia si las cosas siguen el curso que dice tu racionalidad optimista, impulso-capricho si gana tu irracionalidad pesimista, negación si gana el factor incomprensible, y utopismo si triunfa la irracionalidad optimista. La racionalidad pesimista no está en su puesto porque justamente ese puesto hace gala de su nombra.
Me dicen que escribo como francesa. 

25.9.13

La burócrata

El municipio de Bau era muy chico, una aldea de sólo 50 casas, y carecía de interés para la política o para el comercio. Decían que por eso allí nunca pasaba nada, pero en realidad la calma era responsabilidad de Úrsula. Mientras el intendente, día tras día, dormía la siesta, el pueblo estaba prácticamente en sus manos, las de la empleada pública más vieja. Entre un fichero y una computadora en la que corría un dudoso Windows 98, ella tenía los hilos para tejer y destejer las vidas de los 278 habitantes del lugar.
Como toda burócrata que se precie, usaba máscara de pestañas azul, y tenía mucha más agilidad para hacer café que para encargarse de los trámites. Pero también, como buena mujer de pueblo, tenía la imperiosa necesidad de ver novelas, y en el despacho no había presupuesto para arreglar el televisor hace años. Así que llenaba su vacío novelístico con las rebuscadas historias de ese pueblo chico, que reconstruía entre los chismes de almacén y los documentos oficiales que pasaban cada día por sus manos. 
Si en la esquina se decía que Horacio, el heladero, pasaba a altas horas de la noche por la casa de la almacenera, ella revisaba las facturas, a ver si realmente eran amantes o simplemente ella le debía plata. Si se comentaba que la maestra de quinto grado estaba embarazada, ella revisaba si había solicitado una licencia. Se entretenía revisando vidas, y a veces, si podía, las arreglaba. Una vez se las había arreglado para que a Pocha le saliera la jubilación antes que a nadie, así no se tenía que ir a vivir con su nuera despiadada. Otra vez había cambiado las inscripciones del colegio para que a la maestra de primero no le tocara darle clases a la nena de su novio de la infancia, que le había roto el corazón. Y una de sus mejores hazañas había sido desviar las facturas del impuesto municipal de Lucía, la peluquera recién divorciada, a la casa de Rodolfo, su primer novio, para que de tanto verse para devolver las cartas se reconciliaran. 
Un día, el gobierno provincial, en pleno recorte de gastos, decidió que el sueldo de esta empleada era un gasto innecesario, porque un municipio tan chico podía manejarse a distancia desde una oficina en el centro de la ciudad. 
Se le comunicó a Úrsula que iban a indemnizarla y jubilarla antes de tiempo. Pero ella, triste y desorientada, porque no sabía que más hacer en ese pueblo si ya no era la encargada de administrar las planillas y las historias, decidió despedirse a lo grande. Le informó al intendente que necesitaba una semana para dejarle todo preparado a su virtual sucesora.
Esos cuatro días (porque el viernes ella misma declaró asueto municipal) le bastaron para desviar la mitad de los fondos municipales a la escuela de arte y a la de teatro, falsificar unas cuantas becas para los jóvenes del pueblo en la Universidad Nacional, bajar un poco los impuestos a los servicios y compensarlo con la venta de una casa del intendente que el siquiera recordaba,  establecer por decreto que un viernes por mes habría fiesta y comida gratis en la plaza, y camuflar un par de feriados extras en el calendario escolar.
Después de todo eso, aprovechó el desconcierto general para borrarse a si misma de todas las bases de datos, destruir su propia acta de nacimiento, y tramitar un documento falso para ella y otro para Horacio, que era su amante secreto hace años, pero tenía muchas deudas, para que pudieran irse juntos a vivir a la montaña. 
En el pueblo nadie supo nunca de todas las historias que había modificado con sus artimañas, pero se dice que desde que cerró la heladería de Horacio al pueblo le falta cierta magia.

24.9.13

Frente frío desde el sudeste

Me contaron, en forma de chisme, el peligro que corro cuando baso la calma en un futuro sentado en premisas no chequeadas. Digo yo que tuve andadas peores que estas. Pero es cierto, también, que las nuevas se apoyan en principios tan volátiles como la irracionalidad de algunos insectos.
Una se pierde en estas nimiedades abstractas y de pronto se da cuenta que mamá le tiró todos los ahorros a la basura, por error, en un ataque de orden.
Suerte que un vaso térmico le parece de poco valor a cualquiera.

22.9.13

blancos

Hay tarta fría en un tupper
Hay hojas en blanco
Hay silencio
Hay hambre de no haber desayunado
(ni almorzado
ni merendado
ni cenado
a las 10 de la noche.)
Hay 6 hojas subrayadas de amarillo
Hay muchas cosas arriba de la mesa
Hay una cama deshecha afuera de la pieza
Hay frío
Hay el pelo revuelto
Hay paquetes de galletitas vacíos
Hay el mate con yerba de la tarde
Hay una botella de agua casi vacía en la mesa
Hay 6 pares de zapatos en el comedor
Hay libros en una silla
Hay apuntes en otra
Hay muchas carteras y una caja arriba del baúl
No se puede hacer otra cosa que enumerar lo que sigue habiendo.

19.9.13

Es que cuando me contradigo y termino inconclusamente mis argumentos en las discusiones, es porque me llamo sensatamente a un acto de silencio adorniano. 

16.9.13

No sale el sol desde que eras joven

Lluviecita constante
¿Para impedir que las ideas traten de trepar?
Empresa difícil, 
hoy las preocupaciones terrenales se mezclaron con ambición de cielo.

13.9.13

La constante

Me conocía menos hasta recién, que encontré un hilito conductor entre varias partes de mí, y ahora me hacen entenderme un poco, un pedacito. Hay personas que son las que cualquiera esperaría que fuera alguien en ese contexto y en esas circunstancias. Hay casos concretos, miles de ejemplos cotidianos y hay teoría al respecto. Y hay otras que no. Personas cuyos gestos consiguieron esquivar de alguna forma la determinación que cae como un yunque arriba de cada uno de nosotros todos los días. Y yo creo que no soy así, que soy predecible y adecuada a mis circunstancias, pero que siempre por un camino o por el opuesto me los encuentro. Y hoy me arrastran, pero en realidad ellos arrastran el mundo, para que no se caiga por el propio peso del automatismo y el aburrimiento.

11.9.13

De espejismos

No hay luz verde esta mañana, y se arrastró hasta la noche
lo frágil y lo falso tienen en común lo fácil que desaparecen,
y la ausencia de huellas cuando ya no están. 
Así su fantasma es doble, es a la vez pérdida y certeza
certeza de que nada.

Me agarra el bloqueo autoboicótico cuando necesito hacer lo que vivo haciendo: decir boludeces sobre mí que suenen un poco mejor que mi vida real.

10.9.13

Discovery God

Me encontré por Internet una encuesta católica que dice que lo que más le interesa hoy a los creyentes no es cómo hacer que Dios los escuche, sino cómo escucharlo a él. Ay, que mal nos hizo tanto Broadcasting.

Líneas temporales

De imaginarme un futuro completamente desabrido pero completamente inverosímil (porque a quien le voy a mentir, esta vez tampoco iba a cumplir con lo esperado), a imaginar uno con tinte de película cómica noventosa (aunque no sé si vi alguna y si sería como me la estoy imaginando.) Casi telenovela de Polka. Tampoco verosímil, pero al menos más colorido. Mucho más agradable para pensarlo en esperas interminables al colectivo que no te dejan llegar a casa hasta la una y media de la mañana.
Resulta que en esa historia, como si fuera un personaje de reparto algo bizarro, me tengo que vestir de otra, fingir que finjo algo que en realidad es cierto, cenar con una familia falsa, mentir en una frontera, cruzar el océano, mandar fotos trucadas. No es nada. Son imágenes que me hacen reír en madrugadas inciertamente amargadas. Estas y las otras. Camarones. 
Otro día te cuento la historia de la burócrata, la Amelie de la administración pública. Ahora no. Porque sólo soy imaginativa en abstracto. Un día voy a ser imaginativa en concreto. Ojalá mañana, porque si me permito una metáfora medio cliché medio rebuscada, necesito inventar algo que me transporte. Y te juro que en contexto esta última frase es mucho más material y mucho menos cursi de lo que parece. 

5.9.13

Estadística

La computadora sostenida con stickers porque se despedaza, el celular que se apaga sólo, ahora el microondas muere. Quizás quieren avisarme que no me ilusione con esa idea que venía una época de suerte. No era un presentimiento, era una probabilidad matemática: tres cosas que quería que pasen podían llegar a pasar, y mis (dudosos) cálculos indican que es más probable que pase al menos una a que no se dé ninguna de las tres. El transcurrir del día intentó convencerme de lo contrario, pero aunque no tengo fe en la justicia ni en la burocracia, confío en que mantengas la línea de tu incoherencia.

3.9.13

Amor y democracia

El amor, para mí, es como dice Marcuse, un invento de la burguesía para poner feliz el alma y no resolver las cosas de la tierra, y un montón de cosas peores, que digo yo: es economía del afecto, estar para alguien siempre, aunque no se tenga ganas, para asegurarse de tener a alguien cuando tampoco se tenga ganas. Un contrato. Y otras cosas horribles. 
Pero eso no significa que si pudiera mendigar un poco de eso, no lo querría. Por eso, pensaba en el colectivo, volviendo de votar, que pienso lo mismo del amor que de la democracia representativa. No es perfecto, pero en tanto no se me ocurra algo mejor, mejor defenderlo que combatirlo.


Reivindicación del capricho

Mirá si hubiese democracia en el inconsciente. Si todas las voces que conforman (y peor, que conformaron) mi consciencia, o la tuya, se abrieran a un debate. Mis voces, por lo menos, nunca coexistieron entre sí, aunque todas dejaron marcas, huellas, estilos, cosas que con sigilo se camuflaron en algún lugar más profundo que impregna todos los pensamientos siguientes. Pero distinta es esa convivencia diacrónica, pacífica, de la guerra que se armaría si el tiempo, el capricho y la decepción no las hubiesen ido callando de una. Imaginate a mamá, con la chica popular de la primaria, con el primer ejemplar de la rebeldía sin causa, con la voz de la autoridad intelectual y lingüística, con el sabelotodo del mundo, con el de los cuentos serios, y el de los cuentos bajo efectos dudosos, con el simplemente bueno, la simplemente magnética, y el magnificador de las palabras. Todos en asamblea decidiendo si vas o no vas a hacer ese click. 

2.9.13

Tiempo en mosaico

Biorritmo de la injusticia. Estamos todos desperdigados,  algunos en metáfora, otros literal. ¿Entonces que tiene de malo que yo vaya, y me pierda enserio?
 El tiempo está injusto, te decía. No dejan de ser fracciones que esperan otras. Y así no puede llegar a nada esta gente con problemas de espontaneidad.