El amor, para mí, es como dice Marcuse, un invento de la burguesía para poner feliz el alma y no resolver las cosas de la tierra, y un montón de cosas peores, que digo yo: es economía del afecto, estar para alguien siempre, aunque no se tenga ganas, para asegurarse de tener a alguien cuando tampoco se tenga ganas. Un contrato. Y otras cosas horribles.
Pero eso no significa que si pudiera mendigar un poco de eso, no lo querría. Por eso, pensaba en el colectivo, volviendo de votar, que pienso lo mismo del amor que de la democracia representativa. No es perfecto, pero en tanto no se me ocurra algo mejor, mejor defenderlo que combatirlo.
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