1. PRIMERA MISIÓN: PUERTA
Es mi tercer día en el
planeta Tierra. Mi misión era estudiar un tipo de terrícola denominado humano,
que habita una construcción con una lógica que aun no comprendo, denominada
ciudad. Adopté la forma de uno de ellos y exploré las calles por dos días. Para
mi excursión final decidí intentar llegar dentro de una de sus construcciones,
y elegí la que se llama boliche, ya que es la única en la que hay humanos
despiertos pero poca luz artificial, que daña mi sistema.
Dentro de los boliches
se pueden encontrar varios tipos de terrícolas, sobre todo humanos y
cucarachas. Puede haber otros, como mosquitos y moscas, pero en una cantidad
mucho menor. Para estar adentro del
establecimiento hay que atravesar lo que se denomina puerta, un espacio en la pared que es removido
ocasionalmente para que los terrícolas circulen “dentro” y “fuera” de los espacios en los que viven. Entrar y salir
son palabras humanas que significan que los humanos no tienen que respetar
todas sus reglas todo el tiempo, sino solamente cuando están dentro de los espacios en los que tienen
que cumplirlas, o también de grupos,
es decir, varios humanos que están cerca y hacen lo mismo.
La puerta, sin
embargo, no es para ellos una puerta por su simple carácter de espacio libre en
la pared. Hay espacios libres por los que no pasan, o lo hacen sólo algunos, y
otros que no son puertas pero también sirven para salir y entrar.[1]
En el boliche, las
puertas podrían ser atravesadas por cualquier terrícola habitante de la ciudad,
pero sólo lo hacen algunos.[2]
Las atraviesan todas las cucarachas, ningún perro, gato o paloma, y algunos de
los humanos. El criterio de entrada de estos últimos responde, aparentemente, a
ciertas reglas rituales de colocarse objetos, denominados ropa, sobre su cuerpo.
Al parecer no pude imitar este sistema correctamente. Mediante este ritual
demuestran al humano de la puerta que son dignos de atravesarla.
Por medio de la
estadística, deduje que los que más pasaban por la puerta eran los que llevaban
los objetos denominados, en lenguaje humano coloquial, como pollera, tacos y collar. Utilicé los
tres elementos, pero el humano de la puerta negó con la cabeza y con la mente, sin
usar palabras humanas, y con una expresión facial que según nuestra base de
datos corresponde con “asco”.
Luego de una lectura
más atenta de las mentes de quienes estaban en la fila, advertí que los humanos
suelen confundir sus rituales de identificación externa con lo que llaman naturaleza. [3]
Para atravesar la puerta, deben demostrar, mediante su aspecto, que pertenecen
a ciertos grupos, con características comunes entre sus miembros, como una edad y un estilo concretos, que son adecuados
para hacerlo.[4]
Ellos sólo pertenecen a esas categorías en medida que se colocan los accesorios
adecuados para demostrarlo. Sin embargo, suelen pensar que su pertenencia a
ellas es algo trascendental.
Habiendo fracasado en
el traspaso de la puerta, evalué tres opciones: pasar de todas maneras, volver
a la nave, o volver a intentar bajo la forma de otro terrícola.
Ningún humano
intentaba ingresar luego de la negación de cabeza, a pesar de que hubieran
podido intentar hacerlo velozmente o saltar por encima del humano, en los casos
en los que su tamaño lo permitía.[5]
Al no comprender porqué no lo hacían, decidí que no era prudente hacerlo, puesto
que los humanos se perturban cuando sus reglas arbitrarias no se cumplen.
Volver a la nave no me
pareció adecuado para la misión, así que decidí intentar pasar en forma de
cucaracha, tipo de terrícola que puede atravesar cualquier puerta de la ciudad
sin llamar la atención. El éxito fue inmediato.
PRIMERA MISIÓN, ATRAVESAR PUERTA: SUPERADA.
2. SEGUNDA MISIÓN: CONTACTO HUMANO
Curiosamente,
aunque las cucarachas pueden pasar por todas las puertas, una vez adentro son
bastante aplastadas. Por eso, cambié nuevamente a la forma humana.
Luego,
me propuse la misión de entablar contacto con uno de ellos. Para esto fue
necesario observar atentamente su comportamiento.
Con
el cuerpo humano sentí algo de desorientación, ya que ahora no sólo me aturdían
los pensamientos y la variedad de estados mentales[6]
(todos los terrícolas piensan y sienten cosas diferentes al mismo tiempo y sin
parar casi nunca), sino también los extraños juegos de luces y el ruido
constante, llamado música. Ambas cosas son muy molestas cuando se utilizan
órganos sensoriales humanos para percibirlas, y no permiten utilizar el cerebro
en su máxima potencia. Sin embargo los humanos aparentemente gustan de saturar
sus sentidos en el boliche, e incluso utilizan sustancias para hacerlo. No es fácil comprender el gusto por esta
molestia, pero aparentemente tiene que ver con una forma de impedirse a sí
mismos usar los sentidos para percibir aquellas cosas que ellos mismos producen
pero luego no desean ver, oler y escuchar, como la soledad o la pobreza.[7]
Al
menos, eso volvía imperceptibles las voces humanas. Ellos piensan a la vez que
hablan (un ruido que hacen y perciben con sus órganos para mostrarse sus
pensamientos, ya que no pueden compartirlos normalmente). Es una técnica muy
poco perfeccionada, y lo que piensan y lo que dicen es muy diferente, por eso
escuchar sus voces es notoriamente molesto.
El
comportamiento adentro del lugar es el siguiente: todos los humanos están de
pie, la mayoría agrupados. En principio no se comunican. Escuchan música y realizan
movimientos sin sentido. La mayoría se mueve brevemente en el lugar.
Algunos
realizan movimientos mucho más exagerados. La mayoría de esos tienen pollera.
Algunos se suben en escalones para mostrar sus movimientos exagerados al resto.
La mente de aquellos que adoptan esta actitud suele tener estados opuestos a la
vez, que me aturden, así que preferí alejarme.
Debajo
de los escalones algunos humanos buscan contacto físico con los otros. (No
intentan contactarse con los que están en las elevaciones del suelo). El
análisis de sus mentes en esos momentos es, como siempre, confuso y
contradictorio. Por un lado, el contacto con otros humanos es una forma de
calmar su soledad, pero al mismo
tiempo juegan una especie de concurso en el que se sienten obligados a
establecer contactos exitosos o al menos a que alguien intente contactar con
ellos.[8]
Resulta curioso que no usan su lenguaje para conseguirlo,
como hacen en otras situaciones. La música está demasiado fuerte para que su
idioma funcione. Podrían bajarla. Incluso el humano que controla la música a
veces habla con los demás y acepta sus órdenes. Pero nunca la bajan.
Entonces,
los humanos acuden a diferentes métodos, como a)tomar un humano al azar por las
manos, b)simular que hablan (aunque no se los permita el sonido), o c)tocar el
cuerpo del otro humano con sus manos. Suelen ser más efectivos los dos primeros,
pero con el correr del tiempo se hace más frecuente el último. [9]
El
aspecto exterior de todos los humanos que intentan activamente contactarse es
similar, salvo excepciones. Tal vez se trate de una distribución de roles para
el contacto, similar a la de otros animales terrestres como las aves.
Mientras
observo, en mi versión de humano con pollera, un humano intenta establecer
contacto conmigo tocando con su mano la espalda de mi cuerpo. Salto en la
multitud porque me causa cosquillas, luego lamento perder la oportunidad de
contacto. Otro humano toma mis dos brazos y trata de acercarse. Leo su mente y
decido abortar la misión.
Resuelvo
intentarlo una vez más adoptando una forma similar a la de ese humano, versión
con pantalones. Elijo azarosamente otro humano e intento el método de simular
que hablo. Realiza una expresión extraña y su mente indica que no entiende
nada. Elijo otro humano, con pollera, e intento tomarlo de sus brazos. Se
suelta sin cortesía y su mente indica que está muy disgustado: siente enojo. Yo
también siento disgusto por haber fracasado en mi intento de contacto.[10]
Intento demostrárselo, pero recuerdo que el cuerpo humano que estoy usando no
me permite mostrar mis sentimientos. Decido abortar definitivamente la misión.
SEGUNDA MISIÓN, CONTACTO HUMANO: ABORTADA.
3. TERCERA MISIÓN: EXPERIMENTAR FELICIDAD
Luego
de fracasar en el intento de establecer contacto humano, decidí intentar una
última y arriesgada misión: experimentar felicidad. Este es el estado mental
que los humanos más buscan, y es una idea humana que me resulta muy curioso
explorar.
Ese
fue uno de mis motivos al elegir visitar el boliche: según la investigación en
Facebook, (un espacio en internet donde los humanos señalan dónde, cuándo y con
quién son felices, e indican que les gusta que los demás lo sean), encontraría
mucha felicidad y diversión en este tipo de lugar. Al hallarla en las mentes
humanas, solo debería imitar la conducta de esos terrícolas para experimentarla
yo también. Sin embargo, no encontré este sentimiento en muchas mentes.
Desarrollé
4 hipótesis al respecto: a)La felicidad humana no es perceptible a nuestras
mentes. b)Los humanos son muy poco felices y encuentran el boliche
comparativamente feliz. c) Los humanos no son felices pero mienten para hacer a
otros felices. d) Los humanos no son felices pero mienten para que los otros
humanos se sientan comparativamente menos felices que sus pares, y así elevar
su nivel relativo de felicidad.
La
última hipótesis parece demasiado compleja para la simple mente humana, pero la
abrumadora lectura de sus pensamientos deja ver que mienten sobre su felicidad,
y no parece que realmente se alegren de la felicidad de sus conplanetarios.
Considerando
que nosotros nunca antes hemos tenido problemas para identificar algún
sentimiento en ninguna especie de la galaxia, voy a tomar como válido que
algunos humanos son felices por relatividad, y otros directamente no lo son y
mienten.
Por
otro lado, en los casos en los que sí pude leer felicidad en las mentes de los
humanos, nunca la encontré exenta de constantes paradojas. Los humanos felices,
a su vez, están predispuestos a la competencia. Y en la competencia, quieren serlo
más que los demás. Pero el deseo de ser más felices solo puede producir
infelicidad, por el hecho de no lograrlo cuando se sienten obligados.
Si
todo humano feliz compite, y todo humano que compite desea ser más feliz, pero
a la vez todo humano que desea ser feliz es infeliz, llegamos a la conclusión
de que los humanos no pueden ser felices. Sin embargo, no cambian la regla de
obligatoriedad de la felicidad, que es la que la vuelve inviable. [11]
Esta idea es muy compleja y al intentar leerla en las mentes humanas uno suele
perderse sin remedio. Muchos humanos intentaron desentrañarla, y varios de
ellos lo escribieron en lo que llaman libros.
Lamentablemente,
el método de los humanos para enterarse de lo que dicen los libros, llamado
lectura, es sumamente lento, por lo que no hay humanos que puedan leer más que
un 0,00001% de los libros disponibles. Es una pena, porque algunos son incluso
interesantes, por ejemplo el de un humano llamado Sigmund Freud, que absorbí
por ósmosis en el boliche para ayudarme a concretar mi misión. Recomiendo no
absorber libros es presencia de humanos, porque sus expresiones faciales
indicaban desconcierto.
Según
este humano, la felicidad tiene una antítesis, el sufrimiento. Aparentemente,
el sufrimiento amenaza a los humanos desde tres lugares: su propio cuerpo, que
les hace sentir dolor, molestias y limitaciones; el mundo exterior, que les
presenta amenazas y límites que a la vez ellos mismos crearon, y las relaciones
con otros humanos, que no pueden evitar porque simplemente todos son muy
inútiles por separado.
En
consecuencia, buscan la felicidad (o por lo menos la ausencia de su antítesis)
de tres maneras: aislarse, consumir sustancias que la produzcan, o buscar un
estado mental que llaman amor como
única fuente de bienestar, para olvidarse que no tienen ninguna otra.[12]
Aparentemente,
dentro del boliche los humanos utilizan el método de las sustancias en su más
libre expresión, y adaptaciones precarias de los otros dos. Se aíslan mediante
la saturación de sus sentidos, y buscan una especie de imitación del amor por
medio del contacto físico.
Luego
de esta conclusión, decidí que ya había fracasado en estos dos últimos métodos
y que el único remedio para que la misión no fuese un fracaso era intentar con
las sustancias, método que al principio había descartado porque no parecía
eficaz, ya que la mente de los humanos está modificada por sustancias todo el tiempo,
y a pesar de esto no son felices.
Algunas son para estar más despiertos, otras
para aumentar su sensibilidad, para relajarse, para deshinibirse, para reírse, para
bloquear algo que llaman dolor. Otras son para no estar deprimidos ni asustados.
Todas de alguna forma u otra para seguir trabajando y compitiendo. Se supone
que son para lograr la felicidad, pero también pareciera, desde sus mentes, que
en realidad son sólo para volver a desearla. [13]
El
panorama no me resultaba muy alentador, pero de todas formas me proveí de todas
las sustancias que hallé en el lugar y las ingerí con el cuerpo humano imitando
a los terrestres.
Desafortunadamente
no me causaron nada, asumo que porque seguía usando mi propio cerebro, en el
cual no funcionan. No habiendo alcanzado la felicidad decido abortar también
esta misión y volver a la nave.
TERCERA MISIÓN, EXPERIMENTAR
FELICIDAD: FRACASADA
Esto fue un parcial.
[1] J.Bruner,
Actos de significado Pág 59 y 75. La
puerta sólo es una puerta cuando se le atribuye ese significado, o cuando se
“negocia”.
[2]Foucault,
Sujeto y Poder, Pág 12. Cualquiera podría tratar de cruzar la puerta
por la fuerza, pero no lo hacen porque actúa el poder.
[3]D.
Haraway, Manifiesto ciborg. Quizás el término “naturaleza” en esta parte
es confuso, pero hace referencia a “esencia”. Así como desde Haraway se puede
sostener que “nadie es una mujer”, nadie es joven o viejo o de una clase social
por una cuestión de esencia, sino que lo somos en medida que actuamos según las
categorías que construimos.
[4]
J.Bruner, Actos de significado. Pág.
49 y 59. Al mismo tiempo esto puede pensarse desde Bruner: somos lo que
narramos que somos, atribuimos significados a las cosas cuando narramos, y de
la misma forma nos identificamos a nosotros mismos.
[5]
Foucault, Sujeto y Poder, Pág 12. Para impedir que algunos entren al boliche no
interviene la fuerza física, sino que actúa el poder: nadie intenta convencer
al patovica de que lo deje pasar, o ingresar de todas formas.
[6] F.
Berardi, La fábrica de la infelicidad.
Pág. 35
[7] S.
Buck Morss, Estética y anestésica en Walter
Benjamin esritor revolucionario. Pág 184 a 186, concepto de anestesia.
[8] G.
Deleuze, Postdata sobre las sociedades de
control. En las sociedades de
control, estamos en un estado de competencia constante, que se aplica a
cualquier aspecto de nuestra vida.
[9] La
seducción es poder, porque es intentar lograr en otro una acción deseada. Por
eso creo que el tipo de contacto en un boliche no es seducción, en medida que
se pasa a un intento de anular la resistencia forcejeando o simplemente tocando
a alguien contra su voluntad (y siempre es contra su voluntad porque es
sorpresivo). Puede parecer exagerado pero para mí es sometimiento.
[10]
Todos terminan sintiendo infelicidad y frustración. Por ser rechazados, por ser
forzados, hasta por no ser forzados porque entonces se sienten marginados. Ser
feliz es una obligación, como marca Bifo, y a la vez se supone que hay que ser
feliz de ciertas formas. Eso solo produce más infelicidad.
[11] F.
Berardi, La fábrica de la infelicidad.
Pág 85 y 85. Esta es la idea de la ideología felicista. También es la idea de
Marcuse en El Carácter Afirmativo de la cultura: la felicidad es obligatoria y
además los deseos son unívocos (en El Hombre Unidimensional).
[12] S.
Freud, El malestar en la cultura. Pág
13.
[13] F.
Berardi, La fábrica de la infelicidad.
44 a 46, y también se hace referencia al tema en Buck Morss, Estética y
anestésica en Walter Benjamin esritor
revolucionario. Pág 190, permitiendo establecer una relación directa entre
el uso de drogas y la necesidad de anestesia de los sentidos ante el mundo.
bien hecho!
ResponderEliminarexcelente!!!!
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