31.12.14

Final de fiesta

Última función oficial de un año que estuvo todo el tiempo terminando, y empezando también. Brindo por otro así, o por otro completamente diferente; que sería exactamente lo mismo. 

Brindis en Moscú. De despedida o de bienvenida, daba igual

30.12.14

Gramáticas

Esa amiga tuya
tuvo que elegir
entre corregir una tilde mal puesta
y conservar su dignidad.
Y adivinen que eligió.
Jura,
perjura
que lo hizo por la lengua
que no quiso nada más.

Historia que casi no pasa

Cuando cuento que estuve en Rusia, hay una historia que casi siempre cuento primera. La historia de cuando me quedé sin casa. La conté tantas veces, que estoy segura de que algunos detalles son inventados. La anécdota básica es que me tuve que ir del hostel en el que vivía, y la organización con la que iba de intercambio me trató de encontrar casa, pero la que me encontraron me dio miedo. Era de un chico que dijo que quería hospedar a alguien, pero con la condición de que fuera una mujer, y que además no sea de China ni de India. Indignada, y después de comprobar que amigos de todos los países estaban de acuerdo con que era mala idea mudarme, dije que a esa casa no iba. Así que todos se pusieron a buscarme un hogar.
Terminé viviendo en la casa de Katya, una amiga que además era la recepcionista del hostel, y su amiga Alyona. Son dos personas hermosas que ahora, a pesar de la distancia y el tiempo, sigo considerando grandes amigas. 
Depende a quién le cuento la historia, hay detalles que a veces cuento y a veces no; como que las chicas compartían el departamento con dos señoras soviéticas que se negaban a aceptarme porque, la última vez que se había quedado alguien, habían terminado seis brasileros viviendo en su casa; o que, en realidad, hasta ese momento con Katya todavía no eramos tan amigas, pero me ofreció su casa porque en el hostel yo siempre lavaba los platos. A veces también exagero y cuento que pasé todo el día dando vueltas con las valijas por el metro, planeando formas de colarme para poder pasar la noche en la estación de Arbatskaya. 
Pero de todas las cosas raras que pasaron ese día, hay una de la que casi me había olvidado. Por algún motivo, es un detalle que no incluyo, cuando lo cuento, en ninguna de las versiones. Apenas había vuelto a pensar en eso hasta hoy. Justo unos segundos antes de que lo hiciera mi amiga Katya, otra Katya también se había ofrecido a hospedarme. Todos mis conocidos (algunos rusos, pero la mayoría colombianos, hindúes, chinos), estaban buscando un lugar para mí, y mi amiga Sasha, rusa, que no tenía lugar en su departamento, había convencido de ser mi host a Katya, una amiga suya de la universidad. La coincidencia era entendible porque casi todas las rusas se llaman Katya, Alyona o Sasha. A mi los tres me parecen nombres hermosos. 
Cuando Sasha me mandó un mensaje contandome que podía quedarme en lo de una amiga suya, sin dudarlo le dije que sí. Ella es muy correcta y perfeccionista, y me mandó un mensaje que me pareció muy gracioso, que decía algo así como que podía quedarme con una amiga suya, si no me molestaba que fuera desordenada, que tuviera para mí un no se qué en vez de una cama, que tuviera un gato, y que tuviera rastas. Apenas me lo dijo le respondí que sí y acordamos vernos las tres al día siguiente. Eso era un poco problemático, porque no tenía a donde ir esa noche, pero bueno, ya vería que hacer. 
Por diez minutos me imaginé como sería esa otra Katya;  esa chica desordenada y de rastas que era amiga de Sasha, que es tan detallista y racional. Me imaginé qué razones habría tenido para decir  que sí, de la nada, a la idea de hospedar desde el día siguiente a una desconocida. También pensaba que no había visto ninguna rusa con rastas en el mes y medio que había pasado en Moscú. Me empecé a imaginar las historias que iban a pasar en esa casa, con esa amiga nueva, con la que me iba a ir a vivir de repente, en las tres semanas de viaje que me quedaban. 
Pero no pasó nada de eso, porque alguien vino de la cocina a avisarme que me quede tranquila, que "nuestra" Katya ya había hablado con Alyona. Que habían convencido a las vecinas, y que me iban a estar esperando en Bedenjá en 40 minutos para llevarme a mi nueva casa. Así que ahora, a falta de una, tenía dos Katyas que me ofrecían un hogar. Ninguna sabía de la otra y ambas estaban esperando respuesta, así que decidí rápido: mejor Katya conocida.  Le escribí a Sasha que le agradeciera a su amiga, que ya no iba a necesitar su ayuda, porque al final podía quedarme con una amiga mía. Me mude esa misma noche. A la otra Katya, nunca la conocí.
Desde que me fui a vivir con las chicas pasaron un montón de cosas. Perdí unas entradas del Bolshoi, casi pierdo el pasaporte, me perdí en un universo paralelo yendo al supermercado. Charlamos mucho mezclando tres idiomas, nos hicimos muy amigas. Las señoras compañeras de piso, que primero no me querían, terminaron cocinandome millones de panqueques de despedida, que tuve que comer en cinco minutos porque hablando en un ruso cavernícola nunca pude explicarles a qué hora salía mi avión. 
Si decidía por la otra Katya; si contestaba en el hostel que no se preocupen, que no molestáramos a las vecinas, que mi amiga Sasha había arreglado para que me instale en lo de una amiga suya, nada de eso hubiera pasado. Esas historias que conté miles de veces y me siguen haciendo reír, hubieran ido a parar a algún lugar en el que están las historias que nunca sucedieron. 
Pero al mismo tiempo, en ese universo paralelo, de situaciones que no fueron, seguramente hay un montón de historias geniales, e incluso una amistad, que me perdí. Siempre me quedé con la intriga de saber como era la otra Katya. 
Hoy, casi un año después, Sasha subió una foto con ella a Instagram. La reconocí por las rastas. De fondo apenas se ve una habitación medio oscura, pero bien podría ser la que estuvo a instantes de ser mi casa rusa por casi un mes. 
Cuando me di cuenta de que era ella, me quedé mirando la foto un ratito. Tiene el pelo rarísimo, con rastas hasta la cintura pero que además están como cubiertas de hilos de colores; rojos, blancos, celestes, azules. La miré a los ojos, a través de la pantalla, y le pregunté si ella alguna vez había pensado en esto. En cómo hubiera sido ese enero, si la chica rara que viajaba sola desde Argentina hubiera aceptado instalarse a vivir con ella. 
No me contestó nada, pero me pareció que por un segundo se me filtró un recuerdo, como si viniera de otro planeta, de una noche caminando por Park Pobedy con una chica de pelo extraño, riendonos, buscando por el piso nevado alguna cosa importante que a mí seguro se me habría perdido.
El Kremlin atrás de unos árboles con luces de navidad. Enero o Febrero de 2014.

28.12.14

Común de los comunes

Te prometo que ya no voy a hablar 
de mar cuando esté en la orilla
ni de vértigo cuando esté en la altura
ni de vos cuando te extrañe. 

Que a los lugares comunes
vayan los que la pasan bien
como esos nenes
que corren por la playa.

Dos

de acá borré un poema horrible que vi por casualidad.

En la playa

Llamó tu infancia
por teléfono y dijo

que sí le gustaba el mar
que no le gustaba estar sola.

24.12.14

Me dijo un racionalista,

que no quisiera él hablar de amor 
porque casi siempre se parece al ajedrez
y para eso
prefiere el ajedrez
que tiene reglas más claras 
y un par de trucos.
Pero después
me confesó que a veces
cuando se parece más a la mancha
o las escondidas
y los otros juegos de la infancia
le gusta un poco
o le gusta mucho
y que la tentación es grande
y que íbamos a tener que hablar. 

23.12.14

Castigo

Como venganza,
agarré tu libro favorito
y leí sólo el final
y después
algunas páginas sueltas
por último
un resumen en wikipedia;
fue lo menos dulce 
que se me ocurrió.

22.12.14

Prestá atención

Vas a ver
que en estos días
envejecí 100 años
pero también
me compré esas colitas con moños
para que no se note.

Nubes

No sos quien pensás.
Dicen a veces que sos lo que pensás:
lo que pensás a la mañana, 
lo que pensás antes de acostarte
lo que pensás cuando lavás los platos.
Pero me parece (el horror)
que sos sólo quien te piensa.

Contrario de las coincidencias

El mundo 
es una cadena infinita
de ilusiones desencontradas.
En cada carcajada de más
en cada mechón mal peinado
en cada heroísmo pagano
en todos los gestos
que preparen tu huida
ahí estaré.

20.12.14

El sueño de la jipi

Tengo un pasaje
 que es sólo de ida
mamá se aterra
 pero yo le digo
que todos los pasajes son así. 

18.12.14

En la familia

Dicen que no vienen solas
y que somos todas
medio una desgracia.

17.12.14

Después temblé

Ya comí dormí tomé respiré llamé contesté. Gotitas en los ojos. Expliqué acerté pregunté acepté inventé. Ibuprofeno. Cociné ordené revisé. Una lista. Cigarrillos. Caminé empecé distraje animé. Un beso. Ya subí bajé lugar común volví me fui reservé. Tres pasajes. Resoplé me caí me contracturé. Serví el jugo. Pensé arrepentí pregunté pagué. No cancelé. ¿Fecha de nacimiento? Ya creí descreí mentí prometí. Ya todo hoy. Infinito hoy. Todo eso hoy. Pero no temblé. Después vos. (Después pensé renegué aguanté no aguanté). Imaginé. Después vos, (después no),
                                                                                          después temblé. 

Recreo

Me gustan más
los filósofos que los sociólogos
así de claro
está todo lo demás.

Me preparé la cena
con té y un alfajor
ahora cuido
de mí y de unos cobayos. 

15.12.14

Engendrados mal

Esto no es tuyo
esto no es mío

¿cuántas generaciones tarda
en diluírse un gesto?

extingámonos

que si no pasa por la sangre
nos pasa por el aire

pero pasa 
y no se pasa

¡hace un planeta entero
que no se nos pasa!

todos los reyes del mundo
vieron que no se nos pasa

te vas a tener que extinguir
o nos van a tener que acunar

como engendros

entonces que lo hagan,
porque engendros
ya somos. 

14.12.14

te agradezco

Lo que hay que saber
no me lo vengas a explicar,
ya me lo contó el cine.

Contame
lo que no se puede. 

Umbral

aunque avise igual traiciono, 
digo yo.
pero te cuento
si abro esa puerta
(que no te abrí)
y entran
el pueblo entero y uno más, 
es nada más
porque el mundo entero no es peligro.
saldrán como entraron.
en cambio vos...
si vos entrabas:
era inevitable el cortocircuito
si vos entrabas:
se caían los telones, se cortaba la luz. 
si vos entrabas
no salías tan fácil,

Y no entraste. 

12.12.14

Puros cuentos

Que llueva, 
     que llueva un argumento.
  Este cuento,
sin contexto
         es tan vacío.
Pero también, 
    la historia
      es quien la narra.

Mamá y papá se conocieron en un boliche.
Pero papá cuenta, que cuando la vio, 
le leyó en la mano
que se iban a casar. 

     Yo probé
contar mal
   para no querer.
De tanta mala gramática, 
     ¿Me acostumbré?

Si lo cuento de otra forma, 
                                          ¿Te querré?

anacronismo

Traición chiquita, 
¿para estar a mano?
No creo
que haga lo mismo
veinticinco veces

ni siquiera
dos.

pero entonces, 
qué vamos a hacer.

todo afecto
es un poco anacronismo,
digo.

11.12.14

Té con limón

Vamos a curarte, de igual forma que las abuelas curan un resfrío (con un cuento, en la cama, y un té con limón). Porque tu pena también es un germen, porque la gripe es también alma fría. Vamos a hacer lo mismo que, aunque reniegues, hicieron todas tus madres. Enseñarte más palabras, enseñarte más historias, enseñarte que nada en el universo es más rico que el sabor agridulce exacto que la abuela lograba en tu té. 

Charla de verdulería

—Me dijo un amigo que está preocupado, que ayer te vio tratando de revivir a un alcaucil. 
—Decile que sí, que ese era yo.
—¿Y qué le digo si me pregunta si funcionó?
—Decile que sí, aunque después se cayó.
—¿Cómo que se cayó?
—Al revivirlo, se largó a caminar. Alcaucil que camina, alcaucil que se cae.
—¿Y cómo está?
—Medio roto, medio chamuscado. Pero así está mejor. Imaginate. Estuvo muerto, y peor que muerto. Secuestrado, encarcelado, actuando de zanahoria, después congelado. Disecado, empaquetado para ensalada y para sopita instantánea de la China.
—Medio roto está mejor. 
Sí, mi alcaucil, medio roto estás mejor.

No es abajo

Me contó una amiga católica, que el infierno no es más que un cielo con distancias. Como la distancia entre la casa de madre y el baño del local de choripanes de santa fé y juan b justo. Como la distancia entre los ukeleles y la página cientoveinticinco del libro de Benjamin. Como la distancia entre la luna y la luna nueva. Como la distancia entre las papas al horno y las oreos con yogurt. Como la distancia entre el ruedo del vestido y los flecos de la bufanda azul. Como la distancia en bici entre morón y chacarita. 
Y mucho más grandes, que las distancias entre caracol y un beso, entre canchera y ternura, entre pestaña y uña, entre guitarra y vino, entre ventana y puerta. Todas esas distancias, supe haberlas atravesado.  Por eso, por favor, la próxima vez que me mires, tené la decencia, de no tener miedo, de arrastrarme a ningún lado.


10.12.14

Domingo

diosa
que nunca descansó
que el sábado salió
Y el domingo 
en la crisis 
de las siete de la tarde

derribó la creación
con un sólo estornudo.

Descansar

(sos) revelación
porque derroche
es revolución.

vamos a dormir
que mañana nos toca
terminar con todo.

Colgué
nunca te hice un té
ni te enseñé tu nombre en ruso.

Figura fondo

Antes, cuando estaba triste, pintaba un mundo de colores. Pintaba unos ojos grandes, de pupila enorme, que miraban desde las paredes y envolvían el planeta. Pintaba peces gigantes con pestañas y alas que revoloteaban entre planetas anaranjados, llenos de cráteres y de montañas y de luces como las de la luna. Antes pintaba lunas con geografías, y hombrecitos chiquitos que las caminaban; y que las trepaban, y que tenían sogas para ayudar a otros a trepar. Antes, cuando estaba triste engañaba al estómago con lágrimas de fuego y vestidos de flor. 
Antes decía que la mirada era un viaje y lo infinito un tesoro, que los universos se conquistaban y que abajo del agua lo ahogado florecía. Antes las tristezas eran más hermosas, porque me parecía todavía que las pestañas mojadas eran igual de enormes que las olas del mar. 
Antes me inventaba, el día en que se desencadenaba la tragedia, una ventana de cristal que me metiera el sol en pedazos y a la fuerza, porque venía por delante toda la vida y no teníamos tiempo de detenernos a llorar. Antes tenía una hamaca paraguaya y una sábana verde esperando que el mundo le hiciera justicia a lo que esperaba de él. 
Antes hacía todo eso, sólo que no me daba cuenta, y pensaba que era simplemente la nena de los crayones, que mata el tiempo porque no se cree el cuento de que la infancia es hermosa, y espera otra cosa que debe estar por llegar. Antes, los mundos deformados me brotaban, porque tenerlos cerca para escaparme lejos era una necesidad permanente. Antes dejaba los mundos ahí tirados, decía que yo no podía escribir historias, porque ninguna historia, ni siquiera de cerca, me había rozado. 

Después, algunos días, de algunos años, el planeta emburbujado se me desarticuló. Después, en un tiempo, las palabras nuevas se me enredaron en las viejas y después se desenterraron; primero me invadieron, después me abandonaron. Negué, volví, creí, olvidé. Aprendí, retrocedí, inventé, acepté aceptar. 

Mañana brindo: por tus tres renglones, por mis cuatro líneas, por un dibujo abstracto, por los colores pasteles, por un círculo dibujado con desidia. Por las primeras renuncias, por los primeros arrepentimientos, por la promesa única de morir sin hacer nunca una promesa. Por un ticket de supermercado, por el poco lugar de una silla, 

y porque tuve Rusia, tuve el viento, tuve miedo, tuve barro... Y tengo historias que contarles, a los nietos, que mi historia dice que no voy a tener. 

6.12.14

Rewind

El universo esto, el universo lo otro.
La plaza está llena y vacía.
Me pasé desde la infancia a hoy
tratando de rebobinar un cassett con un lápiz

Me parece 
que ese pedacito de canción que buscaba
ni siquiera existía
pero puede ser peor,
quizás de tanto pasarlo
trantando de repetirlo

La mejor parte 
(de todo)
se gastó.

La niña nueva

es tan humana
que se parece más a un perro.
se acurruca al lado nuestro
haciéndose chiquita,
muy distinta a esa forma
de agarrarnos
como si fuéramos a escapar

como un perro
ofrece y regala sin esperar nada a cambio
mira con ojos
de pedir lo imposible
y cuando se asusta
me da vueltas
y vueltas
y vueltas alrededor de los pies

es tan transparente
y tan persona,
que 
como un perro
vibra de contenta
y tiembla cuando llora

es tan humana, 
y tuve que contarte una vez
que no me gustan los perros
que hubo miedo de mamá
y un perro en la pileta
y un primo indiferente

y no hubo nada que hacer.

nunca pudieron gustarme
nunca pude encariñarme

no más que eso,

quizás así lo entiendas.

5.12.14

Miles de años

Sus hijos fuman y lloran
y el siglo veintiúno 
sólo les pregunta porqué fuman.
Desde que el mundo fue ateo,
algún no-dios decidió por vos
y decidió por mí
que me sonaría a pecado
disfrutar de tu sonrisa
cuando no fuera capital.
En ese invierno
fue que cometí 
el error de confesarme
frente a un cuerpo inconexo
que no entendía de secretos
porque aún creía en verdades.
Llovió alguna palabra
como cariño, ofrenda,
química o intemperie
y al campo semántico
le sobró un mundo. 
De todo tipo de exceso
ya aprendió el siglo
como desintoxicarte, 
pero del de sentido
parece que todavía
sólo pueden librarte
(sólo un rato,
sólo en cóctel),
todos los demás.

3.12.14

También es filosofía

Dice Camus
(dice, en realidad, un twittero
que dice Camus)
que nos mentimos dos veces sobre cada persona
(una a su favor, 
y una en su contra). 

Otro dice, 
que la vida son un par de cosas
como la primera vez 
que ganaste el buscaminas
y después
todo son intentos 
de recrearlas. 

Dicen también: Cuidado con lo que imaginás
¿porque se puede cumplir?
No.
porque puede cambiar,
y la próxima vez
que mires esos ojos 
quizás se hayan convertido
en una foto
de algo que ya no existe
inmortalizada por un filtro de Instagram.

O tal vez
tengan tanto en común con vos
como tienen dos cuervos de lejos
con un plato volador:
dos puntos negros
y un montón de mitología alrededor. 

2.12.14

y dale con diciembre

Diciembre 
es diciembre 
aunque no haga calor.

Y yo soy yo
(la pesimista)
aunque no tenga más 
angustia existencial.

Hay cosas que no cambian
pero son esas.

Lo demás, 
las magias cósmicas, 
las supernovas

se desvanecen.