Sus hijos fuman y lloran
y el siglo veintiúno
sólo les pregunta porqué fuman.
Desde que el mundo fue ateo,
algún no-dios decidió por vos
y decidió por mí
que me sonaría a pecado
disfrutar de tu sonrisa
cuando no fuera capital.
En ese invierno
fue que cometí
el error de confesarme
frente a un cuerpo inconexo
que no entendía de secretos
porque aún creía en verdades.
Llovió alguna palabra
como cariño, ofrenda,
química o intemperie
y al campo semántico
le sobró un mundo.
De todo tipo de exceso
ya aprendió el siglo
como desintoxicarte,
pero del de sentido
parece que todavía
sólo pueden librarte
(sólo un rato,
sólo en cóctel),
todos los demás.
y el siglo veintiúno
sólo les pregunta porqué fuman.
Desde que el mundo fue ateo,
algún no-dios decidió por vos
y decidió por mí
que me sonaría a pecado
disfrutar de tu sonrisa
cuando no fuera capital.
En ese invierno
fue que cometí
el error de confesarme
frente a un cuerpo inconexo
que no entendía de secretos
porque aún creía en verdades.
Llovió alguna palabra
como cariño, ofrenda,
química o intemperie
y al campo semántico
le sobró un mundo.
De todo tipo de exceso
ya aprendió el siglo
como desintoxicarte,
pero del de sentido
parece que todavía
sólo pueden librarte
(sólo un rato,
sólo en cóctel),
todos los demás.
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