Hay gente que no entiende nada y otra que no entiende a los que no entienden nada y los que no entendemos a esos, y tampoco somos entendidos... Y están los programas de televisión que hablan de ataques de pánico y resulta que todos los panelistas tuvieron uno y conducen como si se fueran a poner a llorar, y la mesa familiar se pone a hablar del tema porque ¿Quién no tiene un trauma en el ropero? y el tema del psicólogo deriva en la rutina y en el trabajo y en que no estamos conformes y estamos resignados, y yo siempre lo relaciono todo con un texto de la facu, me pongo a hablar de la era de la técnica, y -Ay tamara, dejate de relacionar la facultad con todo. ¿Y de qué me sirve la carrera si no es para relacionarla con la vida? ¿Para trabajar? jaja. Y además me aburro, me aburro mucho, hace varios días que estoy pensando que quiero que pase algo, como para ponerle un poquito de emoción a algo, y el comentario es debidamente malinterpretado por las almas de la mesa, cada uno para el lado que más lo indigna; que querés hacer la revolución, que te quejás de la vida que te dimos, que el riesgo y que no se qué. No quiero trabajar mañana pero como a mí no me toca decir que no quiero IR a trabajar no me dejan quejarme... ¡Como si la mente no te la encerraran! Ya no voy a quejarme de nada. ¿Qué voy a hacer cuando no me queje? Me fuí en el divague, esto iba a encarar para otro lado, estaba pensando que tenía que volver a encontrar algo que me guste... ¿Esto no me gusta? Pero no escribo: lo simulo. Sí, podría irme a encerrar a una cabaña con libros como digo siempre. No lo voy a hacer. No voy a dejar todo, soy masoquista, me gusta mucho todo lo que odio.
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