Día 111 (Día 118 del año de Ato)
Los miembros de las expediciones anteriores no están muertos. Los tienen a todos aquí. No entiendo que les hicieron, sea lo que sea no quiero que me lo hagan a mí. Ayer, en lugar de venir un endólico a traerme los alimentos, vino un humano. Uno de los chinos de la última misión que nunca regresó. Actuaba como si fuera uno de ellos. Me desesperé, le hablé en español y en inglés, le grité, le supliqué, traté de retenerlo. No parecía saber quien era ni entender lo que sucedía. Me dejó los alimentos y se fue. Hoy a la mañana, vino una mujer de mediana edad. La reconocí de las fotos en los libros, había sido parte de la primera expedición. Era inglesa, pero le hablé en inglés y actuó como si no me entendiera. Le rogué que me mire, le grité, le supliqué, y aunque actuó como si me ignorara, dejó la puerta abierta. No se si lo hizo adrede o si se asustó de mi y olvidó cerrar. Pero pude salir de la habitación, corrí por un pasillo. Y tras otra puerta, oí una voz familiar. Era Úrsula, la enviada diplomática de nuestra expedición. Hablaba en chino con un ser de voz infinitamente aguda; como enviada diplomática, estudió varios idiomas mientras estábamos a bordo de la nave. Me alegré de que estuviera viva, pero temí lo peor. Úrsula es por sobre todas las cosas una mujer optimista. Si la convencían de que solo querían entrablar comunicación, ella bajaría la guardia, y terminaría convertida en un esclavo con el cerebro lavado como los enviados anteriores. Seguí caminando, llegué hasta un salón central en el que se encontraban reunídos varios endólicos. Sabía que atravesando ese salón estaba la puerta. Podía escaparme. Pero no podía dejar a Úrsula, y debía averiguar si mis otros compañeros también estaban allí. Me robé algo que parecía una herramienta de hierro, que me serviría para destrabar la puerta, y volví a la habitación. Más tarde voy a salir, voy a ir a buscar a Úrsula, y vamos a irnos. Ya no me importan los Ñandús, ni las tierras, ni el origen de este mundo. Si no llegamos antes del día 148 a nuestra nave, la nave se irá vacía, y no podremos volver nunca a la Tierra. No puedo fallar.
Continuará.
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