[...]Son parte de nosotros. Cuando llegaron, no fue culpa nuestra. Y ahora se nos hizo costumbre vivir con el cosquilleo en el cuerpo. Son nuestra compañía, una presencia que por las noches nos hormiguea por los pies y por las tardes nos acaricia las orejas.
Expertos del mundo se ofrecen gratuitamente a exterminarlos. Muchos en el pueblo se están desesperando, quieren marchar para que nos respeten la decisión de seguir viviendo con ellos.
Yo les digo que no pierdan tiempo. Que los dejen. Que vengan. Que traigan sus venenos. Que traten de matarlos.
Que no van a poder.[...]
El cuento completo, metáfora de lo que quieras que sea, en Historias para leer en el subte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario