La lucidez después del insomnio:
esos diez minutos en los que te despertás porque después de tres horas vagando por tus ideas o por Internet hacés un descubrimiento, o tenés una idea. Y la vida te cierra.
Podés hacer cualquier cosa. Podés ahorrar todos los sueldos de acá a fin de año, y viajar a Ruanda, o a Ucrania, y hacer una pasantía, y conocer gente. Contar tu vida y que sea interesante. Volver de Lituania y escribir un libro. Viajar a Jamaica a la casa de tus amigos viajeros. Enamorarte en Birmania. Trabajar tres años en Kuala Lumpur. Y después irte, al fin, a la cabaña en la montaña lejos del mundo aunque con un poquito de Wifi, y escribir y pensar y conocer y vivir y ser feliz.
Ya podés ir a dormir tranquilo porque tenés la vida resuelta. Y mañana no recordarás nada, nada de lo sucedido.
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