18.8.13

Reloj

Oraciones muy complejas de un casi enojo que no puedo hilar: cosas que tienen que ver con respeto; con que me parece una forrada el respeto, con que no existe el tiempo para la conversación de días y meses que sería necesaria para saldar esta discusión que entonces decidí matar. 
Me enojé pero decidí no enojarme porque la moda indica que no hay que perder tiempo en discutir. Que horror que nadie se esté fijando en la paradoja de esa frase. Pero realmente no había tiempo para hablar, ni para nada, porque llegaba la noche, el remís, el lunes. Así que no pude intentar explicar que no toda locura es enferma y que en todo caso el espejo les estaría fallando a ellos que sostenían que sí. 
Un poco no dije nada porque ya intenté explicar que para mi darle a alguien la razón "por respeto" cuando se cree que se está equivocando es lo más irrespetuosamente forro que puede hacerse, y aparentemente lo expliqué lo suficientemente mal como para que respeten mi opinión.
Y otro poco me quedé callada porque aparecía, de nuevo, la obsesión de todos estos días. No vamos a entendernos nunca. No porque no seamos capaces, sino porque nuestro manejo del tiempo es tan incoherente que es la muerte de todo.
No vas a entender y evaluar una forma diferente de relación humana en lo que tardás en ponerte el rimmel, en tomar un té, en ir a comprar zapatos o en llegar de capital al conurbano en colectivo en hora pico. Y con nadie vas a compartir una conversación más larga que eso. Ya nadie va a hacerlo. Porque no, porque a nadie se le ocurre, porque no existe ese tiempo. No existe el intiempo. 
Por eso a lo mejor nos gusta tanto viajar, simplemente por la obligación de estar sin hacer nada suficiente tiempo como para llegar al destino. Pero creo que hasta a China ya se llega en un día, no hay una posibilidad de un tiempo más largo en la Tierra y esta discusión lo excede. Y no vamos a ir a otro planeta. Ya no tenemos tiempo para ser astronautas. 
Por eso no vamos a entendernos nunca. Pero tampoco vamos a tener tiempo suficiente para no querernos más. 

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