Y el cuento se resume en el mismo chiste, seis años después, en otro contexto, en otro cuerpo, salido de otra boca; de nuevo "mal interpretado", aunque ahora le llamaría distancia de reconocimiento y recepción. Y como esa vez, la sensación de que a veces veo las cosas desde afuera, como si las leyera con la distancia y pausa con la que se lee un libro y entendiera entre líneas cosas; esas cosas que siempre me dieron una ternura medio perversa. Me dijeron en otros contextos que ese punto de vista indulgente no es sano. Claro que no. Es tan insano como que la gente se agrupe por cosas dudosas como el amor o arbitrarias como la sangre. Tan insano como vivir ignorando la ironía.
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