Toda locura pasa,
por suerte o no.
Lo sabés cuando preferís la cama,
cuando inventás una excusa,
cuando mentís un poquito,
cuando hacés fuerza telepática,
pero para lo contrario que antes.
Lo lamentable es, (te lo advirtieron), que los objetos de la locura mutan en sujetos cuando los vas abandonando. Eso es nada más que una forma bien rebuscada de quejarme de la histeria, que está siempre, propia o ajena. No sería histeria si no se alternara de esa manera, no sería histeria si no fuera también encantadora.
por suerte o no.
Lo sabés cuando preferís la cama,
cuando inventás una excusa,
cuando mentís un poquito,
cuando hacés fuerza telepática,
pero para lo contrario que antes.
Lo lamentable es, (te lo advirtieron), que los objetos de la locura mutan en sujetos cuando los vas abandonando. Eso es nada más que una forma bien rebuscada de quejarme de la histeria, que está siempre, propia o ajena. No sería histeria si no se alternara de esa manera, no sería histeria si no fuera también encantadora.
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