15.6.10

Eso de no saber lo que querés te pegó fuertísimo, tanto que te invaden miedos y síntomas y crees que puede ser que nada llegue, y a la vez no te das cuenta de lo que te pasa, todo es confuso ya.

7.6.10

sábado, domingo, lunes

Uno de esos Sábados que duran una eternidad y envejecen un siglo, la cabeza a mil por hora. Domingo y la cabeza corre y abandona al cuerpo, un descanso extraño un poco eléctrico. Lunes y tener que decidir, entre seguir o empezar, aprovecharlo o distraerse, el festejo o la revolución.

4.6.10

Avanza por un camino, improvisando en cada paso, pero pensándolo muy bien, una contradicción porque no tiene idea (casi) de a donde quiere llegar, pero confía en algún tipo de ley universal que dice que si le gusta el camino le va a gustar el destino, o a lo mejor planea en secreto seguir caminando indefinidamente. Aunque para eso tendría que ajustar un par de detalles (concretamente dos), porque cuenta la leyenda que de otra forma se perdería. Y aunque sabe que estos dos "detalles" no son terriblemente urgentes, hay un miedo infundado (o una presión implícita?) de no terminar de arreglarlos nunca, de no estar a la altura de sus propias (realmente propias?) expectativas, de quedarse varada conformándose con quejarse o aparentar... que hace un tiempo que no la deja dormir, o la hace no querer levantarse. (por lo menos su inconsciente tiene la sutileza de que sea alternadamente.)

1.6.10

estallás de paranoia como estallás de ganas, te tocan y te disolvés, notás algo raro y te bloqueás, a la vez te conmovés y también te vas muriendo de un sueño acumulado, te incomodan un par de preguntas que no querés responder porque generarían que alguien  se moleste en molestarte, te negas a hacer algo que vos misma propusiste y tampoco sabés si alguien espera que hagas o no, y de histérica que estás no te conformás con lo que tendría que tenerte contenta por el resto del día. Así estás hoy. Y se resume en una electricidad que ya te resulta conocida, como si pudieras electrocutar a alguien con la punta de los dedos. Y te da todavía la mente para querer enterarte de algunas cosas, aunque no te da el cuerpo.