31.8.14

Humanidad cotidiana

Lo cotidiano se les mezcla con lo trascendental. Eso no se nota en sus películas. En el espectáculo lloran y aman un rato y trabajan otro. Pero en la observación participante, en la relación con ellos, de "carne y hueso", como les gusta llamarse, lo encontramos todo mezclado. En el café que uno toma en un bar mientras repasa el presupuesto de un pack de aguas minerales hay lágrimas de la camarera. En el cuarto de dos que se quieren hay dos facturas de teléfono sin pagar sobre la mesa de luz. En el velatorio de una señora sufrida hay una nieta contenta por un mensajito de whatsapp del chico que le gusta y culposa de estar contenta mientras actúa. En la intensidad con la que el cuchillo pica una cebolla hay un indicio infalible de cuántas de las lágrimas vienen del ácido sulfúrico y cuanto de rencor hacia los comensales de esa ensalada. En la última página de un cuaderno lleno de poemas hay anotada la dirección de correo electrónico a la que hay que mandar los datos para trabajar de vendedor telefónico de servicios de Internet. Y así sucesivamente. 

30.8.14

Ni lo sueñes

Ella nos perdonó, te dije esa vez, y te quedaste tranquila. No te dije que me lo dijo en un sueño, porque para mi eso no cambiaba nada. 
Vos ahora no me perdonás ni en sueños. Que ella nos perdonara en sueños, entonces, ¿no significaba que lo hacía en vida?

29.8.14

De cuando los humanos intentan despegar la etiqueta del envase de cerveza sin romperla

Este capítulo de los estudios completos sobre los humanos versa sobre uno de los más complejos actos que he estudiado en mi estadía en la Tierra: despegar la etiqueta del envase de cerveza sin que se rompa.
Para realizar esta tarea, un humano desliza el pulgar por el borde de la etiqueta notando el relieve una y otra vez, mientras el otro comenta que cada día se queda hasta más tarde en el trabajo porque tiene toda la energía puesta en la carrera. 
Inmediatamente el primer humano introduce la uña del pulgar bajo la etiqueta una vez, levantando el borde, y mira a los ojos al segundo humano, que exhala el aire con mayor presión hectopascal que en instantes anteriores, y pregunta por la bufanda que dejó una vez en el sillón.
El primer humano intenta con cierto éxito recolocar el borde de la etiqueta en su lugar y la afirma presionando con el dedo índice, al tiempo que contesta que la bufanda la sacó de la cartera porque la usó para bajar al supermercado el otro día, y que está en su cuarto, que se la devuelve la próxima vez que vaya a su casa. 
El segundo humano dice que no importa, que se la quede, que si algún día se ven se la devuelve. En ese momento, el primer humano arranca la mitad de la etiqueta de un tirón, sonríe y comenta que suena como si quizás nunca fueran a volver a verse. 
Mientras este humano intenta pegar nuevamente la etiqueta, fracasa y decide arrancarla toda con pequeños tirones rítmicos, el segundo dice que no sabe, que si se cruzan por ahí está todo bien, pero que no sabe si va a pasar por su casa de nuevo. Insiste en que el primer humano no debe preocuparse por la bufanda, ni por el libro de Cortazar.
En el instante que sucede al final de la palabra "Cortazar", el primer humano coloca toda la etiqueta, ya despegada casi por completo, sobre el envase que cada vez está más húmedo, porque mucho tiempo ha estado esa cerveza fuera de la heladera y nadie la ha tomado, y aprovechando esta condición de humedad, la desliza presionando con la mano entera hasta la base, retirándola entera.
Luego, la enrolla con movimientos entrecortados, y con un tono de voz acorde al movimiento de enrosque, dice que está todo bien, que el libro no lo terminó, pero que algún día si quiere le toque timbre y se lo lleva, y si no se lo manda por Tomi o Rodrigo cuando los vea. 
Finalizada la tarea, el primer humano se levanta y se va, pudiendo dejar el rollito sobre la mesa o llevarlo entre los dedos de la mano metida en el bolsillo, rompiéndolo y rasgándolo de a poquito. 

27.8.14

Trapos viejos

La reina descontextualizada
ya no sirve para nada 

tu cultura desvestida
es lo mismo que la mía

esa entrega incomprendida
una bolsa de porquerías.

26.8.14

Racimos

Si me preguntan por esos tiempos, voy a negar mi poder de síntesis, y voy a narrarles cada instante con detalle. Porque el sentido de ser cerca tuyo está ahí, en no conceptualizarte. No ser nada más que un manojo de momentos es no ser, tampoco, nada menos que eso. Te prometo, nunca voy a descansar en la comodidad de reducirte a una palabra. 

Caramelo

— Qué mala la metáfora de sacarle un dulce a un niño
— ¿Qué?
— La que habla de cuando te dan algo y después te lo sacan. Si los caramelos se acaban. ¿Que hay de grave en que te lo saquen un poco antes?
— Pero si se termina solo ya está, se acabó, además te deja lleno.
— ¿Un caramelo te deja lleno?
— Bueno, pero no es lo mismo que te saquen algo o que se acabe solo.
— ¿Qué cosa terminada conocés que no te deje ningún vacío?

25.8.14

(otra vez) el alma al diablo

Le vendí el alma al diablo (un alma marcuseana: mi capacidad de ilusión). Me estafó  como los mafiosos queribles del cine (con un juego de palabras). Me prometió secarme las lágrimas. Y eso a mi alma ilusa le sonaba a metáfora, a vivir sin angustia, como si para llorar fuera necesario derramar agua salada. Cumplió estrictamente, no se llevó más que la ilusión, el agua y la sal. 

 A veces, por un rato, me las presta algún dios pagano. Dionisio del vino. Pero la ilusión es más compleja, no hay diosas griegas para ella. Y así voy a atravesar el último oasis: con algún llanto no muy sobrio y chicles de mandarina. Y después me voy a perder en el desierto, arena infinita.

(de verdad infinita,
porque consciente entregué mi alma ilusa,
y el futuro perdió su contorno.
Y consciente me entrego. 
Ojalá te sobre, después de todo este lío, alguna gana de venirme a buscar.) 

19.8.14

Marciano breve: dedito del pie.

Los humanos, que tienen el defecto de no poder conciliar la ciencia y la magia, tienen muchos órganos en el cuerpo que no creen funcionales, como el dedo chiquito del pié, que ni siquiera apoyan en el suelo para caminar. Los más científicos dicen que no sirve para nada y los más poetas que sólo sirve para chocárselo contra los muebles cuando uno anda descalzo en invierno. Y en realidad sí que sirve para eso, pero no es una función inútil, como creen los que la enuncian irónicamente. La de chocarse el dedito contra un mueble es una función de emergencia, que sólo realizan los que están tan preocupados y dolidos por un problema abstracto como para olvidarse de una parte insignificante del cuerpo como un dedo, y así se lo chocan y mueren de dolor un rato para recordar que no son una mente suelta por la vida sino que tienen ese cuerpo, que les pesa y que tienen que andar cuidando y alimentando. Porque si no se chocaran los deditos contra los muebles quizás se volverían locos, o morirían por olvidarse varios días de comer; pero tienen el dedo que los salva, y los distrae por unas horas de los dolores del alma, con el brutal pero inofensivo de un miembro que parece inútil.

También acá: Historias para leer en el subte. Esta, y muchas historias más.

Plexo solar

(nunca muta tu corazón vegetal, y que digas que es metal o que es de carne o que es de trapo, es siempre igual de falso). Sos presa de un porvenir endeble que depende nada más que del clima. Y si se cumple tu augurio y la primavera va a ser fría, llorarás y pagarás deudas. Y si la atmósfera te sigue desafiando y es veranito hasta el fin de los tiempos, estarás feliz y distraída y te perderás en algún parque de enredaderas. Y si viene época de lluvias costeras en diciembre, te arrepentirás de la promesa que acabás de hacerle a tu papá. Y si se nubla te nublarás y si el tiempo resiste vas a resistir,  y te encontrarás con tu techo cuando exista y cuando sepas ser palmera y cuando puedas tapar el sol o el viento o proteger de la lluvia, según haga falta.

18.8.14

Trapo Corazón

El corazón de un espantapájaros no es más que un nudo de trapo. ¿Qué tanto mal puede hacérsele a un nudo? Nada. El muñeco de trapo no va a sentir el dolor. Lo peor será alguna tensión, algún desatarse, y como regalo del cielo, la liberación del nudo. 
El nudo ya está desatado. De ahora en adelante, de ahora a que el pedazo suelto del muñeco llegue al río y se pierda para siempre, no va a pasar nada; o quizás ocurra que se quede enredado en mil árboles y sea remolcado por miles de pájaros y rescatado por millones de viejas, y utilizado como un trapo por millares de marinos, y atraviese la totalidad de los continentes. 
Pero está desatado, y podemos respirar con calma: a la altura del corazón, es mejor tener cualquier cosa menos un nudo. Incluso un vacío. E incluso para los que corazón no tienen.

15.8.14

Y voy a prender bichos en todas tus cortinas

Y no me importa si ya no sabés vivir conmigo, y si ya no te sale amarme más que gustando en facebook de cosas que no entendés y quejándote por el frío de un té que no sabés porqué está frío. Porque ya me voy a ir, como se va cualquier pájaro del nido y cualquier fruta cae del árbol. Pero antes voy a llenarte la casa de peces de colores, y voy a prender bichos de macramé por todas las cortinas, y voy a enredar luces de navidad por los barrales de tus escaleras, voy a pintar en mar en la pared de la cocina y el cielo arriba de tu cama, voy a cambiar tus cuadros por los míos en tu habitación, voy a arrancar de sus marcos todas las persianas para que nunca más le puedas cerrar la puerta al sol, y voy a derramar todos mis colores en la alfombra para impregnarme en tu vida y en tu alma y que no puedas dejar de verme, y no pueda nunca más hacerte falta. 
Y después de invadirte con violencia y abandonarte con cinismo, pueda quizás volver un día,  poner la pava, y llevarte galletitas para el mate. 

14.8.14

Una escapada más

No todo lo que podés hacer
lo tenés que hacer,
debería haberme dicho la psicóloga.

VERTIGO
estados mentales
que no duran

Y un auto esperándote a las 9. 

Ay nena,
¿Cual de tus cuatro
personalidades
será 
la que decide bien?

13.8.14

Cactus regalado

¿Qué voy a hacer contigo? ¿Acaso un Omelette? ¿Regarte y que te crezcan las espinas, y luego arrancártelas con una pincita, para poder tocarte otra vez? ¿Llenarte de agua, como si fueras un vegetal cualquiera, y fingir que no sabía que eso no era para vos? ¿Dejarte afuera y ver que pasa, si hechás raíces en la tierra y nunca más puedo sacarte? o si te asfixian las lluvias, o te parte un rayo, o  te mata una tormenta... o quizás el rayo te quema y te transforma en otra cosa, o se te trepa un liquen y te convertís en parte de una enredadera. Quizás te coma el perro y le sangre la boca y haya que llevarlo al hospital, quizás te atropellen y además te odien por pinchar las ruedas de la bicicleta. 
O puedo dejarte adentro, cerquita de la ventana y mirarte todos los días, como te da el sol, y adornarte con piedritas de colores y cambiarte cada año de maceta, pintar una muy grande y arrancarte los yuyos y ponerte como amiga una alegría del hogar. O puedo empezar con vos mi colección de cactus, y traer primero uno cada día y después uno cada mes, hasta que me aburra, y me pase a los pótus. 
O puedo emocionarme y lastimarme todas las manos tratando de agarrarte. Y puede pasar lo mismo si te trato de arrancar. 

5.8.14

Corto plazo

Hay quien tiene un plan 
para la vida que viene
y quienes no podemos proyectar
ni unos mates 
para el domingo a la tarde.

Algún otro día, 
venime a buscar. 

Contrastes

Todo lo fastuoso, todo lo extravagante, toda la belleza; y todo lo arisco, lo insulso y lo burdo, conviven en un gesto tan simple como perfumar con (cariño y) jengibre el té de una taza rellenada por quinta vez, o el rescatar, con un palito, a una hormiga de la azucarera, o el despintarse las uñas y sacarse los tacos con cansancio y desidia al final de una fiesta. 
Así vive la Reina su angustia cotidiana; así vive el esclavo sus recreos en la gloria. 

4.8.14

El perro se comió la notebook.

El perro ya no se puede comer tu tarea. "El perro se comió la notebook. El perro que se comió la notebook se comió los archivos que estaban en el dropbox. El perro se comió también el datacenter de dropbox, y la energía eléctrica de toda la ciudad. El perro se comió el colectivo que podía llevarme  a buscar electricidad en otra parte. El perro se comió el teléfono que podía darme otra solución para trabajar si todo eso fallaba". La perra tecnología se comió todas las excusas del mundo. 

3.8.14

La vida en la Tierra

Todos tus afectos desparramados en un globo. Nunca pudo ser de otra manera: dicen que alma no tenés, pero en verdad, es tan intensa y corrosiva que no podés aguantarla entera toda. En sueños reunís un par de pedazos, y en sueños despiertos, tratás de arañar y arrancar algún fragmento que se va adherido, como un líquen, a algún tejido.