26.9.14

Medida cósmica

Abro medio ojo, que es todo lo que me atrevo a abrir, y compruebo, porque veo el borde de sus dedos, que todavía está ahí. Lo vuelvo a cerrar y hago un esfuerzo imposible en pensar qué decirle.
Imagino el diálogo entero. Pienso frases, preguntas, reacciones, y respuestas adecuadas para cada reacción. Extiendo un sólo dedo y tanteo con la uña, rozando su hombro, que no se haya ido.
Repaso el diálogo una y otra vez, como si fuera un guión, hasta que queda impecable en mi cabeza.
Construyo una historia entera para cada respuesta posible. Al final me convenzo de que ya puedo enfrentar la situación.

Pero abro los ojos, y un destello triste en los suyos deja claro que entre mi nariz y sus pestañas hay veinticinco millones de años luz. El destello me alcanza y me borra de un rayo todas las respuestas.


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