29.12.13

Mandíbulas

Contento y arisca. Todo tu cuento se olvida de esa biología, menos el último domingo del mundo, con ojos de vaca clavados en la pared. Si no preguntás no es por tonta, es porque no es más que pasar una pelota, y ver si lográs enredarlo en tu enredo y que haga esas falacias lógicas y te mienta un poco para darte un recreo de mentirte vos.
 No es y no es. Como cavernícola que tuvo ganas de ir para otra cueva y se llevó para otro lado el eslabón perdido. Por mucho menos se achicaron las mandíbulas de la raza humana entera y vos dándole cincuenta y dos vueltas, a ver si reír o mentir un poquito menos o un poquito más. 
Tu chiste me gusta tanto. Pero nada más que por la tranquilidad traidora de reírme en otro idioma, por si me escapo del todo del mío. Mañana, cuando el sol de lunes me apague la iluminación sobre el instinto y me saque la paz de endilgarle mis problemas a las ciencias naturales. Se apagan todas las epifanías, lástima. Porque ayer parecía clarísimo, cuando te me habías trepado domingueramente un sábado: firmas, solicitudes, el señor rey de los empleados públicos, la ceguera, casitas de colores y estaciones de subte con forma de pescado.

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