22.10.11

Euforia


                                                                                                              La euforia es un aluvión inminente.
El aluvión es la idea perfecta, incuestionable, el plan maestro sin margen de error, la certeza de que el próximo paso es el que realmente va a llevarte a algún lado. Es la canción que resuena en tu cabeza desenfrenada y acalla las voces de la conciencia que te dicen tené cuidado. Es negarte a dormir y a quedarte quieto porque la mañana amenaza de muerte esa promesa de paraíso. El instante exacto antes de la tragedia es aquél en el cual te vence el último impulso del cuerpo y te abandonás un segundo a la calma. Y el descanso del cuerpo, que se limpia de la fuerza que lo arrastró al éxtasis, es invadido por el silencio de la mente, que da lugar a que la última de las voces que se acumularon en el inconsciente comience a murmurar bajito… Y las palabras temidas se repiten y repiten hasta bajar por la garganta y llegar al estómago, donde la angustia nace, explota y se expande trepando por cada uno de tus nervios, enroscándote hasta la punta de los dedos y hasta la mente también. Y la mente apresada se abandona al arrastre de la corriente hasta los horizontes cercanos, llorando entre la angustia de la certeza de que todo se derrumba, y el dolor de las raíces que aún se prenden a los restos de la cima de la montaña, tironeadas de un lado y del otro y terminando siempre en el fondo del río, ahogadas en lágrimas atragantadas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario